jueves, 7 de febrero de 2013

Conocer por placer


Todo, todo, todo lo quiero saber.

Para empezar quiero saber el chino antiguo,

el de la dinastía Ming que destronaron los manchues.

Quiero saber la lengua de Islandia en la que anónimos poetas escribieron los Eddas.

Las rutas de la tierra del cazador prehistórico y las rutas del mar de Odiseo.

El ciclo de la glucosa, los orbitales del átomo, el funcionamiento del magnetrón.

Las amantes de Don Juan y los amantes de Verlaine.

No solo me obsesiona el pasado.  

Me obsesiona el futuro. Me obsesiona el condicional.

¿Donde estaremos en el año 3000? Y

 ¿qué habría podido pensar Cervantes de los hermanos Karamazov

desde su limitado horizonte español? Y

de Cervantes ¿Quéhabría podido pensar Omar Khayam?

Quiero conocer las mil hazañas del pueblo de navegantes 
al que cantó Camoens y las insulsas mentiras inventadas por los cronistas de Indias.

Quiero hablar las lenguas Uralo-Altaicas, y leer en su original japonés 
los Ghenji  Monogatari de Shikibu sin que se me escape el menor matiz.

Quiero penetrar el sentido profundo de la "Guia de los extraviados" 
de Maimonides, donde acaso me encuentre yo para perderme enseguida 
en los laberintos del Talmud.

Me interesa la vieja gramáticaespañola de Nebrija y la catalana actual de 
Pompeyo Fabra.

Las leyendas de los Abencerrajes, las exploraciones de Livingstone,

 lasguerras de Cataluña, que historió Francisco Javier de Melo y 
las campañas de Marruecos del Mariscal Lyautey.

Quiero guardar en lamemoria la ecuación de Kepler, el Tolkappiyam,

la ruda canción del alba de los Minnesinger y el dulce canto de amor de los troveros.

Los versos del finlandés Lonnrott, del escandinavo Runeberg, del catalán Verdaguer.

 Los poemas portugueses de Antero de Quental y los provenzales 
de Frédéric Mistral y de Aubanel. 
La lengua Lemosina y la vieja lengua d'Oc.

Esto para empezar es lo que nunca sabré. 



Fernando Vallejo - Los Días Azules

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